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jueves, 10 de octubre de 2013

Las nubes, de Azorín

Las nubes es uno de los catorce artículos que Azorín recopila en su obra titulada Castilla. En el mismo, Azorín toma como referencia una obra de Fernando de Rojas, La Celestina. Pero, en este caso, suprime el principio de la obra de Fernando de Rojas y cambia por completo su final.

Azorín, comienza Las nubes con cierta ironía: “Calisto y Melibea se casaron —como sabrá el lector si ha leído La Celestina—“. Esto no es cierto, ya que en la obra de La Celestina Calisto y Melibea jamás se casan.

En este artículo de Azorín, podemos observar infinidad de descripciones (de la casa de Calisto y Melibea, de las nubes que Calisto observa desde su balcón, de la hija que nunca tuvieron Calisto y Melibea en La Celestina pero sí en Las nubes…).

Me ha llamado especialmente la atención el siguiente fragmento de la obra: “«Vivir —escribe el poeta— es ver pasar». Sí; vivir es ver pasar: ver pasar allá en lo alto las nubes. Mejor diríamos: vivir es ver volver. Es ver volver todo un retorno perdurable, eterno; ver volver todo —angustias, alegrías, esperanzas—, como esas nubes que son siempre distintas y siempre las mismas, como esas nubes fugaces e inmutables”.

Con estas frases, lo que entiendo que quiere expresar Azorín, es que las cosas permanecen en el tiempo, que vivir es repetir una y otra vez lo vivido, que con el paso de los días volveremos a ver lo mismo: la misma gente, las mismas cosas… Cada nuevo día comienza y termina de la misma manera.

En definitiva, me ha parecido muy arriesgada y al mismo tiempo atractiva la forma que ha tenido Azorín de cambiar una tragicomedia tan conocida como es La Celestina. Ha aportado una nueva forma de contar la historia, mucho más sentimental, mucho más eterna.

2 comentarios:

  1. Al igual que tú compañera, la frase del autor de "Sí; vivir es ver pasar: ver pasar allá en lo alto las nubes. Mejor diríamos: vivir es ver volver" también me ha causado impresión y me ha hecho reflexionar.
    Me parece una expresión con un trasfondo enorme. Azorín muestra en esta frase uno de los grandes paradigmas de la existencia humana, quiénes somos, a dónde vamos y qué sentido tiene nuestra existencia.

    "Como esas nubes que son siempre distintas y siempre las mismas, como esas nubes fugaces e inmutables."
    El tiempo pasa, pero todo sigue igual. Azorín tiene una visión de la vida monótona, las cosas cambian, pero siempre dentro de una rutina. Lo mismo ocurre hoy en día, a pesar de los cambios que puedan sufrir nuestras vidas, siempre estamos ligados a una monotonía: el trabajo, las mismas personas... de la cual no salimos.

    Muy acertada tu entrada y sobre todo, destacar esa gran frase de Azorín

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  2. Hola !
    Yo lo interpreté de otra manera; vivir es ver pasar los pensamientos, dejarlos ir, y siempre volver a la consciencia pura.
    Así fue como lo sentí , desde una perspectiva meditativa.
    Saludo

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