Os adjunto una triste noticia que acabo de
leer en el periódico on-line de El País:
A las cuatro y media de este martes, en su
casa de la colonia Condesa de la Ciudad de México, donde vivía desde 1988,
falleció el poeta argentino Juan
Gelman, tranquilo y arropado por los suyos, según confirmaron a este
periódico fuentes familiares. Hace menos de un año en una entrevista a este medio, el poeta argentino (Buenos
Aires, 1930), ya enfermo, se mostraba como un hombre que no desdeñaba la vida,
pero que a la vez, no temía a la muerte. "No creo que llegue a los cien
años. Y aunque quiero ver casarse a mis nietos o tener algún bisnieto, creo que
Dios, si existe debe estar aburridísimo de su eternidad", decía.
Fuentes familiares citadas por EFE atribuyen
la muerte al síndrome de mielodisplasia, una disfunción de la médula ósea. El
velatorio se celebrará este miércoles y no hay prevista ninguna ceremonia
oficial.
Hijo de emigrantes ucranianos, se enamoró de
la poesía con los versos de Pushkin en ruso que recitaba su hermano, y que él
no comprendía, y escribió sus primeros poemas para sus amores de barrio de su Buenos Aires natal. No recordaba esos primeros
renglones, porque trataba de olvidar todo, pero sí se acordaba de algo:
"Ella se llamaba Ana".
Tras esos primeros escarceos con el verso, se
hizo poeta, contra el criterio de su madre, que le auguraba que nunca se
ganaría la vida con eso. Pero se equivocó. Autor de libros como Violín
y otras cuestiones, El juego en que andamos, Velorio
del solo, Gotán, Sefiní, Cólera Buey, Mundar u Hoy,
su última obra, el poeta alcanzó el reconocimiento unánime de las letras
españolas y ganó entre otros el premio Cervantes,
el Juan Rulfo, el
Neruda y el Reina Sofía de Poesía
Latinoamericana.
Maestro de un "oficio ardiente", de
versos que hablan del amor, la muerte y el dolor, combinó la poesía con la
militancia política y su defensa de los derechos humanos. Sin embargo,
desdeñaba el término de "poesía comprometida" porque creía que la
ideología y la obra de un escritor estaban a menudo conectadas por canales
oscuros.
La lucha contra la dictadura en su país,
cuyos terribles efectos sufrió en sus propias carnes, marcó su vida y su obra.
Integrante de los Montoneros, grupo guerrillero de la oposición de izquierdas,
desde 1976 permaneció en el exilio. Tras una protesta liderada por varios
escritores, entre ellos Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, la orden
de captura contra él fue revocada en 1988. Un año después fue indultado por el
Gobierno de Carlos Menem, pero Gelman mantuvo su residencia en la capital
mexicana, donde se había instalado un año antes.
Pero las peores cicatrices de la dictadura no
se las dejó el exilio. Su hijo y su nuera, embarazada, desaparecieron durante
el régimen militar y el poeta no reencontró a su nieta hasta 23
años después. Muchas
veces dijo que el dolor de perder a un hijo no acababa nunca. Pero decidió no
escribir desde el odio, "que nos hace daño", sino desde la pérdida. E
incluso se mostró conciliador con, quienes como Borges, apoyaron en su momento
la dictadura. "No hay que digerir de sus ideas, solo hay que
comprender".
En los últimos tiempos, la enfermedad le
había hecho perder algunas de las ilusiones que impulsaron su obra, aunque
seguía mostrándose cordial y caluroso en la corta distancia. Paseaba, fumaba,
leía. Mantenía un apoyo crítico al Gobierno de su país. Escribía hasta hace
pocos meses una columna semanal en el diario argentino Página
12, y seguía desde la lejanía a su equipo de toda la vida, el
Atlanta, de la segunda división argentina.
Apoyaba movimientos de protesta, como el 15-M
de España o el 132 en México, aunque en la intimidad se sentía desesperanzado
por el avance del gobierno de la economía, del poder del Banco Mundial, del FMI
o del BCE sobre la política. Una tendencia que le parecía peligrosa, pero no
tanto como el "acostumbramiento" que nos había invadido a todos.
"Se ha instalado toda un sistema para recortarnos el espíritu",
concluía en su última entrevista a este periódico.
Nada más conocerse la noticia de su
fallecimiento, Twitter se llenó de muestras de afecto y condolencia de ambos
lados del Atlántico y, sobre todo, de Argentina y México, su tierra natal y la
segunda patria afectiva del poeta. "Terrible noticia, no
puede ser más triste este día", escribió Marisol Schulz,
directora de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. "Juan Gelman, poeta de alma mexicana, poeta de
alma mayor, ha muerto. Mi pésame a sus deudos", tuiteó Rafael
Tovar y de Teresa, presidente de Conaculta, el más alto organismo cultural de
México. El actor hispano-argentino Juan Diego Botto, hijo de un desaparecido de
la dictadura, lo recordó así: "Genial poeta, admirable
pensador y luchador y referente ético. Que pena tan grande".
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