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sábado, 28 de septiembre de 2013

LITERATURA ORAL Y ECOLOGÍA DE LO IMAGINARIO. Gabriel Janer Manila

En este artículo, se explica cómo la literatura oral estimula la creatividad humana y contribuye a la configuración de nuestro imaginario. Se trata de un vehículo de emociones inmediatas que inicia a los niños en el ritmo, en el lenguaje simbólico, en el ejercicio de la memoria, despierta la sensibilidad y conduce a la imaginación.

Con ella, ingresamos en el universo de la cultura y de la ficción. De este modo, la ficción viaja a través de la voz y, la voz, se deja acompañar por recursos como la entonación, la gestualidad y la personalidad del locutor.

Por otro lado, la literatura oral ha demostrado el carácter dialógico de los usos de lenguaje, es decir, la comunicación interpersonal. Así, el niño vive la experiencia del lenguaje como un movimiento extraordinario e inagotable.

Llamamos literatura oral a los romances, las nanas, las baladas de amor, a los juegos de palabras, los trabalenguas, las leyendas urbanas, las historias o narraciones de vida… Todo este conjunto de textos orales define la identidad cultural de un país y debe tener significado para cada nueva generación.

Durante siglos, la narración oral (fábulas, leyendas, relatos de aventuras…) alimentó la imaginación de la gente. Aquellas formas de expresión oral tendieron a ser intensamente rítmicas ya que el ritmo facilitaba la memorización. Por lo tanto, la memoria es en cierta manera sinónimo de cultura.

Sin embargo, vivimos en una sociedad fuertemente marcada por la escritura, en la que la palabra funciona condicionada por la letra impresa. El hombre de hoy en día, desconoce los nombres de las cosas que le rodean porque su conocimiento del entorno es insuficiente y escaso. En otros tiempos no había “árboles” porque la gente conocía los nombres de cada árbol y de igual manera ocurría con los pájaros. Hoy el uso de las palabras se empobrece porque se empobrecen también las relaciones del hombre con su entorno.

Pero también es cierto que los narradores nos han devuelto el placer de oír contar historias y que nos transmiten mediante la palabra, el más antiguo instrumento de comunicación, algunos valores de la humanidad y homenajean a quienes ya no están en este mundo retomando sus relatos. De esta forma, la vida permanece y prosigue.

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