El rumor de los clásicos. Historias que fueron escritas para ser contadas
Gabriel Janer Manila
Janer nos habla en El
rumor de los clásicos. Historias que fueron escritas para ser contadas de los clásicos, esos versos y
sobre todo historias que contaban nuestros antepasados a través de la palabra.
Toda narración está sujeta al cambio, a la espontaneidad
del discurso oral. Cualquier historia puede cambiar y variar según quién la
cuente y cómo la cuente. Es por ello que en los clásicos coexisten diferentes
versiones dado que los participantes en el habla-escucha de ésta la dotaban de
un significado propio y la retransmitían posteriormente a su manera.
Siguiendo el artículo, el autor hace mención a clásicos
tan conocidos como Alicia en
el País de las Maravillas, Caperucita Roja, Peter Pan o Pinocho para seguir desarrollando la idea
de que los clásicos se reinventan, sufren variaciones pero siempre serán clásicos dada su esencia
común, su rumor, que nos ha
acompañado a lo largo de la historia y
que sigue presente por su excepcionalidad.
Además de una constante renovación, estos clásicos
infantiles no son obras cerradas. Una
misma obra puede ser entendida de formas muy diferentes y aquí es donde entra
el don de la palabra, el cual permite que una obra denote diferentes significados.
Estos clásicos pueden ser entendidos de formar
literal, es decir, la interpretación superficial que realiza un niño o de una forma mas profunda, como lo
entienden los adultos, los
cuales tienen un
mayor dominio del lenguaje, pueden entender el doble sentido éste y por ello
son capaces de ir mas allá de la visión inocente y simplista del niño.
Como argumenta el autor, en esta percepción más adulta influye
la oralidad de los clásicos la cual que nos permite el juego con las palabras,
crear nuevos significados de lo escuchado, crear nuestra propia percepción
imaginando.
La oralidad pues, es el punto clave, es lo que
nos permite ir mas allá. Dar un significado a todo aquello que leemos, nos
permite imaginar, crear y disfrutar de una manera más intensa de los
clásicos, del rumor que ha
perdurado durante los años y que aún podemos sentir al escuchar una de estas
obras.
Lydia Pajuelo Galant
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